domingo, mayo 28, 2006

James D. Watson. Dilema moral

...Difícil de resolver será la cuestión de si debería producirse el aborto selectivo de fetos genéticamente lisiados. Aquí, de nuevo, el meollo del problema reside en la manera en que percibimos la vida humana per se. ¿Exige su propia existencia que la apreciemos y la protejamos? Aquellos de nosotros que estamos científicamente bien informados acerca del ADN, actuamos de manera instintiva según la premisa de que los procesos aleatorios que gobiernan la replicación del ADN harán inevitablemente que algunos fetos humanos nunca puedan crecer hasta llegar a ser individuos funcionales y felices. ¿Acaso debe permitirse que estos fetos genéticamente dañados se desarrollen hasta llegar a niños cuyo sufrimiento les producirá, con toda seguridad, un dolor absoluto no sólo a ellos, sino a sus padres y a todas las demás personas que intentarán ayudarles? ¿Acaso habremos de negar la existencia de lo que percibimos que es la esencia de una vida humana real, la capacidad de desarrollarse en una persona que, al interactuar con éxito con las demás, contribuye a hacer que éste sea un mundo más interesante y compasivo?

Con el tiempo, podemos esperar que aquellas personas que nos ofrecen un liderazgo gubernamental y religioso mundial, y a través de sus respectivos caminos, basados ya sea en la razón, ya en la revelación, resuelvan el dilema de si una vida sin una probabilidad realista de desarrollarse hasta convertirse en una persona efectiva ha de continuar y enfrentarse a las condiciones intimidantes que el mundo siempre habrá de proporcionar.

domingo, mayo 21, 2006

James D. Watson

...Al aceptar la enfermedad genética como consecuencia inevitable de la evolución humana, estamos aceptando la premisa de que los seres humanos que existen en la actualidad en la Tierra no son el resultado de ningún plan predeterminado que les ha concedido un destino manifiesto para dominar el planeta. En lugar de ello, nuestras capacidades únicas como seres humanos proceden de los acontecimientos evolutivos que han permitido que nuestra especie desarrollara nuestro potentísimo cerebro....

Sin embargo, por extraordinarios que seamos, no hay ninguna razón para suponer que continuaremos existiendo necesariamente. No hay ninguna garantía de que la especie humana no vaya a ser eliminada por alguna entidad productora de una enfermedad virulenta, o mediante la acción de productos tóxicos fabricados por el hombre, en particular los compuestos radiactivos que se liberarían como resultado de un intercambio nuclear ilimitado. Así, el hombre, como todas las demás formas de vida, no tiene garantizado el derecho de existencia perpetua. Sólo si como especie continuamos comportándonos de manera sensata tendremos una posibilidad realista de continuar. Así pues, debe considerarse que nuestra supervivencia, al menos dentro del lapso de tiempo del ambiente solar de la Tierra, estará siempre en nuestras propias manos.