Estoy contento y triste a la vez

Contento porque se le ha concedido el Nobel de la Paz a Mohamed El Baradei y a la OIEA (Organización Internacional de la Energía Atómica) que el dirige, por su labor para controlar la proliferación de armas nucleares.

Fue El Baradei quien se opuso a la guerra de Irak porque sabía perfectamente que no existían armas nucleares. Consiguió que Libia detuviese su proyecto para crear AMD (Armas de Destrucción Masiva), destapó el caso de Corea del Norte que tambíen quería fabricarlas e intenta que Irán no siga adelante con su programa.

Este premio Nobel supone, tal y como él mismo lo ha declarado, un reconocimiento de que el principal peligro para el mundo es la proliferación de AMD.

Contento porque se ha probado con total efectividad una vacuna contra el cancer de cuello de útero, que es el segundo cancer que a más mujeres afecta.

Triste porque centroamérica está luchando contra los efectos del huracán Stan y por si esto fuera poco, también les ha sacudido un terremoto. Confirmadas hasta el momento hay 146 muertos en Guatemala, 65 en El Salvador, 17 en Mexico, 10 en Nicaragua, 4 en Honduras y 2 en Costa Rica.

Triste porque Marruecos, fiel a su doctrina de no tener en cuenta los derechos humanos, ha abandonado en pleno desierto a cientos de inmigrantes subsaharianos donde no reciben atención médica ni humanitaria, entre ellos, niños, mujeres embarazadas y heridos.

Contento porque quiero ser optimista sobre el futuro del planeta y todas las especies que en él viven, porque cada vez son más los solidarios, los que protestan contra las guerras, contra el terrorismo venga de donde venga, islámico, vasco o patrocinado por los Estados, los que no se tragan cuentos chinos de este y otro político, los que denuncian las injusticias a todo el mundo a través de este maravilloso instrumento que es Internet, en definitiva porque quieren un mundo mejor.