No al apoyo a la Energía Nuclear
Empresas, gobiernos y determinados organismos como la OIEA exponen la teoría de que con el aumento de los precios del petróleo y el final de las reservas a pocas décadas vista, lo necesario es apostar por la energía nuclear.
Apostar por lo contrario, es decir, por las energías renovables y no por la nuclear es posible como lo demuestran los ejemplos de Alemania y Suecia.
Primera cuestión, la materia prima, el uranio-235. Muchos países dependen de la importación de uranio que debe ser enriquecido en otros países. Las reservas de este material fisionable alcanzará sólo unas décadas.
Segunda cuestión, el precio del uranio-235. Además de agotarse, también su precio se pondrá por las nubes como ocurre con el petróleo. Las reservas conocidas y recuperables a un coste inferior a los 80 dólares y a los 130 dólares por Kg. son de unos 3 y 4 millones de toneladas, respectivamente, menos de la mitad del necesario para satisfacer las demandas de la industria nuclear.
Tercera cuestión, más C02 a la atmósfera. Hay más uranio que el indicado en el segundo punto, pero la extracción de este supera los 130 dólares por Kg. y además las emisiones de CO2 se intensificarían como resultado del proceso de extracción. Al extraer uranio de minas con una mena inferior a 100 partes por millón se emite más CO2 del que se ahorra al sustituir una generación de electricidad equivalente por medio de gas natural. Algo que no ocurre con las renovables.
Cuarta cuestión, la peligrosidad. Chernóbil, no hay más comentarios.
Quinta cuestión, los residuos. La generación de residuos radiactivos, para los que la industria nuclear, no ha encontrado una solución satisfactoria. Las centrales nucleares, cuya vida útil ronda los 30 años, genera residuos cuya vida se prolongará durante decenas de miles de años. Además, la gestión de estos residuos cuesta miles de millones de dólares al estado.
¿Cómo se atreve la industria nuclear a afirmar que es una energía limpia y barata, y la alternativa sensata al petróleo?
Apostar por lo contrario, es decir, por las energías renovables y no por la nuclear es posible como lo demuestran los ejemplos de Alemania y Suecia.
Primera cuestión, la materia prima, el uranio-235. Muchos países dependen de la importación de uranio que debe ser enriquecido en otros países. Las reservas de este material fisionable alcanzará sólo unas décadas.
Segunda cuestión, el precio del uranio-235. Además de agotarse, también su precio se pondrá por las nubes como ocurre con el petróleo. Las reservas conocidas y recuperables a un coste inferior a los 80 dólares y a los 130 dólares por Kg. son de unos 3 y 4 millones de toneladas, respectivamente, menos de la mitad del necesario para satisfacer las demandas de la industria nuclear.
Tercera cuestión, más C02 a la atmósfera. Hay más uranio que el indicado en el segundo punto, pero la extracción de este supera los 130 dólares por Kg. y además las emisiones de CO2 se intensificarían como resultado del proceso de extracción. Al extraer uranio de minas con una mena inferior a 100 partes por millón se emite más CO2 del que se ahorra al sustituir una generación de electricidad equivalente por medio de gas natural. Algo que no ocurre con las renovables.
Cuarta cuestión, la peligrosidad. Chernóbil, no hay más comentarios.
Quinta cuestión, los residuos. La generación de residuos radiactivos, para los que la industria nuclear, no ha encontrado una solución satisfactoria. Las centrales nucleares, cuya vida útil ronda los 30 años, genera residuos cuya vida se prolongará durante decenas de miles de años. Además, la gestión de estos residuos cuesta miles de millones de dólares al estado.
¿Cómo se atreve la industria nuclear a afirmar que es una energía limpia y barata, y la alternativa sensata al petróleo?
1 Comments:
At sábado, octubre 22, 2005 5:14:00 p. m., Anónimo said…
Interpelas sobre las buenas preguntas... ojala otros (y de importancia!!!) se las preguntan...
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