James D. Watson

La principal de dichas reglas es la prohibición estricta en prácticamente todas las sociedades de matar a un ser humano congénere a menos que sea por razón de autodefensa necesaria. Sin esta regla, nuestra vida como seres humanos que funcionan resultaría muy menguada, al no poder nadie contar con la disponibilidad continuada de los que amamos y de los que dependemos. En cambio, la terminación de un feto genéticamente lesionado no tiene por qué menguar las vidas futuras de aquellos individuos en cuyo mundo de otro modo entraría. En realidad, la emoción predominante debe ser en gran parte de alivio por no vernos obligados a dar amor y apoyo a un niño que nunca podrá tener una existencia cuyo éxito eventual se pueda anticipar y compartir.
Así, sólo puedo ver agonía innecesaria surgida de leyes que utilizan la fuerza de revelaciones religiosas arbitrarias para imponer el nacimiento de niños genéticamente enfermos a padres que preferirían mucho más terminar estos embarazos, en la esperanza de que su siguiente concepción conduzca a un niño sano. Es seguro que usar el nombre de Dios para dejar que ocurran tragedias humanas personales molestará no sólo a quienes siguen normas de vida menos dogmáticas, sino también a muchos miembros de aquellos grupos religiosos cuyos miembros proclaman la santidad absoluta de toda la vida humana. Es probable que estas personas se pregunten si las palabras de Dios, así interpretadas, son más importantes que la salud de sus hijos o de los de sus amigos. A la larga, es inevitable que estas autoridades que piden a sus seguidores que se perjudiquen en el nombre de Dios se encuentren cada vez más aisladas, y que sus declaraciones morales sean consideradas ignoradas.
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Tropezamos y caemos constantemente,
aun cuando seamos ilustrados.
Pero, inmersos en la oscuridad espiritual,
ni siquiera sabremos que hemos caído
4 Comments:
At lunes, septiembre 18, 2006 1:32:00 p. m.,
Buscador Incansable de Tiempo said…
Que bueno es leerte compañero, como siempre.
Se te echa de menos, escribe mas a menudo...
un fuerte abrazo.
At lunes, septiembre 18, 2006 6:33:00 p. m.,
Atitel said…
Una vida es una vida desde el momento de la concepcion y hay que luchar por ella hasta el fin, en lugar de pensar en destruirla.
Besos!
At lunes, octubre 16, 2006 7:19:00 p. m.,
Anónimo said…
Vaya... No sé ni cómo he llegado a este blog. Lo que es seguro es que volveré.
Un saludo y felicidades por tu escepticismo :)
At miércoles, marzo 07, 2007 8:00:00 p. m.,
Anónimo said…
Siempre creer en la evolución les sirve a muchos para escudarse de que hacer abortos no significa nada, es "la ley del más fuerte",dicen, y además les sirve para alegar que no existen leyes morales, pues, si somos producto de la casualidad, si aunque en contra de la Entropia de todos modos ocurrió un hecho fortuito que creó una celula que despues evolucionó y derivó en todo los seres vivos que existen , entonces no tenemos motivos de existir, somos nada, y un chico más o un chico menos, no tiene importancia, no existen leyes morales, no hay ningún dios al cual rendirle cuentas de nuestros actos, no existen los pecados, asi que conclusión: Puedo hacer lo que me da la gana.
El problema es, ¿Cómo ellos pueden asegurar de que Dios no existe y que por lo tanto no recibirán castigo alguno?
Muchos dicen, "Dios no existe, pues los cientificos dicen que nosotros los seres vivos somos producto de una evolución". Sin embargo ellos no saben realmente como esos supuestos "científicos" han formulado esa Teoría, por que la misma en realidad no es una teoría, es una supocisión ciega, contradictoria a toda la evidencia científica, y cada conclución que está en ellas se construye a base de suposiciones, por lo cual no es científica. Los que creen en ella es por fe, no por racionismo.
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